Al margen: crónica de la presentación en Madrid del libro Refugio de mascotas, de Roberto Villar Blanco… y una entrevista con el autor

Entrevista con Roberto Villar Blanco, autor de Refugio de mascotas 

por Sheila Álamo Orts. 21 de abril de 2016

Roberto Villar Blanco
El mes del libro, la semana del libro, el día del libro… Centenarios y conmemoraciones… Sin el respaldo de grandes titulares ni videoclips, en la trastienda de la comunicación, cada nuevo libro de ACVF Editorial es un pequeño acontecimiento literario y una garantía de calidad, de apuesta honesta por un libro, un escritor, un proyecto personal. En este caso ha sido Roberto Villar Blanco, novelista, guionista, pintor, autor del libro de relatos Refugio de mascotas, número 7 de la colección Relata. Como ilustración de cubierta, un acrílico del propio escritor, toda una manifestación de versatilidad artística.
Sobre su libro he hablado con Roberto Villar Blanco

¿Por qué este título, Refugio de mascotas?
Estaba escribiendo algunos de los cuentos que finalmente forman parte del libro, cuando vi, no recuerdo en qué sitio, la expresión refugio de mascotas. Me pareció que hacer referencia a un sitio al que van a parar animales que provienen de otra parte, podía ser un buen título. Esos lugares son una especie de destino inesperado, no natural. Allí pueden agruparse seres que comparten muchas cosas y, a un tiempo, son diferentes. Un reptil y un perro. Un gato y un pájaro. Mis relatos pretenden tener una especie de unidad ”cobijadora” y, a la vez, una individualidad “diferenciadora”. Relatos dispares con pretensión de ser reconocibles como míos.

¿Qué te aporta la escritura que no te aporte pintar, tu otra pasión?
Suelo decir que pintar es escribir por otros medios. Sin embargo, nunca digo “Y viceversa”. La escritura es una pasión más antigua que desemboca en una profesión, la de guionista. Aunque de mi actividad de guionista procuro separarme al escribir “literatura”. La pintura empieza y termina en sí misma. Es, para mí, una labor más intuitiva. La escritura condiciona mi existencia.

Has colocado tu libro bajo la protección de Ray Bradbury y de Askildsen, aunque son autores muy dispares…
Mi recorrido como lector empieza con Bradbury. A los once años. Supongo que ya había leído a Verne o a Salgari, pero Bradbury es el primero que me “marca”. Con Bradbury comienzo a disfrutar de la lectura. Y lo sigo haciendo con sus relatos y novelas. Askildsen es mi última gran parada -por ahora- como lector. Entre uno y otro hay una abismo formal, pero me generan muy similar placer. Entre Bradbury y Askildsen se sucedieron otros hitos tales como Freud, Borges, Kafka, Cheever, Carver, Lobo Antunes, entre otros. No han sido mis únicas lecturas, claro, pero sí autores que han dejado una marca notable en mí como lector y también -aunque de un modo que no me preocupo por desentrañar- como escritor.

Askildsen es un autor muy poco leído en España… ¿Qué hay en los relatos de un escandinavo que ayude a entender la literatura de un argentino residente en España?
Habla de una desolación comprensible por cualquiera nacido y residente en cualquier sitio. La dificultad en la comunicación, vejez, la muerte. Otra cosa es que guste el estilo, tan parco. Askildsen no es precisamente un canto a la vida. Si no te gusta comprobar que la vida no es un canto a la vida, no leas a Askildsen.


De izquierda a derecha, Jesús Pozo, Roberto Villar Blanco,
José Marzo y los actores Pilar Moral y Julio Alonso,
durante la interpretación de un fragmento del libro en la
presentación del 21 de abril.
¿Es muy diferente abordar la escritura de una novela y la de un libro de relatos?
Sí. Pero también muchas similitudes. En el caso de la novela, como dice Lobo Antunes del proceso de escritura de las suyas, sin saber si la acabaré. El largo recorrido de la novela exige cierto esfuerzo de planificación. Aunque sea mínimo, como es en mi caso. En el proceso de escritura del relato te puedes ir proponiendo preguntas que te vayan indicando posibles caminos. Importa menos perderse. No creo que un escritor, para ser considerado como tal, para alcanzar una sólida entidad, deba escribir novela y no sólo relatos.

Uno de los elementos distintivos de tu libro es la coherencia estética que impregna la obra, tal como ha subrayado José Marzo en la presentación. ¿Pensabas en el volumen al escribir cada relato o los agrupaste en una fase posterior?
Refugio de mascotas ha sido concebido como una totalidad. Del primero al último de los relatos, persiguen reunirse coherentemente con el resto. Compartir un cierto clima. Otra cosa es que lo haya conseguido.

Eres guionista profesional. ¿En qué medida es también el guión de televisión un género literario?
No veo el guión como un género literario. Es, obviamente, una forma, una actividad de la escritura, pero lo literario, la ambición estética que persigue una obra literaria, debería quedar fuera de las ambiciones de un guión. Éste, más bien, es un esquema técnico, un conjunto de indicaciones. Claro que hay conexiones con otros tipos de narrativa -los diálogos, la creación de los personajes, las descripciones- pero un guión apunta a otro cometido.

Argentina tiene una larga tradición de cuento; allí es un género con prestigio. En España se está valorando cada vez más. ¿Somos tan diferentes?
No creo que haya una sensibilidad argentina y otra española. Hay autores y lectores que han nacido en una parte o en otra. Pero también hay conexiones en cuanto a los gustos. Es verdad que en Argentina hay cuentistas notables. Borges. Bioy Casáres. Abelardo Castillo. Isidoro Blaisten. Mujica Láinez. Osvaldo Soriano. Horacio Quiroga y Felisberto Hernández son uruguayos, pero qué más da.

Muchas gracias por atenderme.

Gracias a ti. Un gusto.


Al margen: crónica de la presentación de un libro

El espacio de la presentación de Refugio de mascotas:
la galería de arte Siluro Concept.
 En las paredes, pinturas de Roberto Villar Blanco
La presentación de Refugio de mascotas, de Roberto Villar Blanco, tuvo lugar ayer, 21 de abril de 2016, a un paso de la Puerta del Sol, en la galería de arte Siluro Concept, donde se reunieron un puñado de familiares, amigos y lectores del escritor. Los actores Julio Alonso y Pilar Moral interpretaron magníficamente varios fragmentos del libro, mientras que el periodista Jesús Pozo, amigo personal del autor, puso la nota emotiva al narrar vivencias compartidas con él y al comunicar públicamente, por sorpresa, la concesión a Roberto Villar de un premio de relato (premio de cuyo jurado, advirtió, no formaba parte). Fue el propio autor quien cerró el acto, con un recuerdo para aquella profesora de primaria que en Argentina, cuarenta años antes, le había recomendado leer El hombre ilustrado, de Ray Bradbury, uno de los libros que cambió su modo de ver la literatura y la realidad.

Había abierto la presentación el novelista y editor José Marzo, que resumió las líneas maestras de la renovación literaria que propone ACVF Editorial. También subrayó las claves del libro de Roberto Villar: la coherencia estética y su parentesco, dentro de la “gran familia de los realismos”, con la tendencia llamada unas veces “realismo sucio” y otras “precisionismo”, y cultivada entre otros por el estadounidense Raymond Carver y el noruego Kjel Askildsen.

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